Monasterio de Piedra, una escapada al oasis de Aragón
Aragón se está convirtiendo en uno de nuestros destinos favoritos para escapar en familia. Esta vez nos hemos ido hasta la provincia de Zaragoza y uno de sus lugares más conocidos, El Monasterio de Piedra.
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Cómo llegar
El Monasterio de Piedra se encuentra situado en Nuévalos, provincia de Zaragoza.
Si viajas en coche tendrás que coger el desvío que sale de Alhama de Aragón o de Calatayud, desde la A2. Está todo señalizado y no hay pérdida. Una vez lleguéis hay parking gratuito (no vigilado) en las afueras del Monasterio.
Si viajas en tren el Ave Madrid-Zaragoza-Barcelona, así como el Alvia, tiene parada en Calatayud. La duración del viaje es aproximadamente de 57 minutos desde Madrid (AVE) y 2 horas y 10 minutos desde Barcelona (AVE).
En autocar tienes la posibilidad de contratar la excursión completa al Monasterio de Piedra, con salida desde Zaragoza.
El monasterio de piedra
El monasterio de Piedra tiene dos partes diferenciadas: el parque-jardín histórico y el monasterio cisterciense del s. XIII. Parte de este último alberga un hotel , ubicado en el claustro nuevo, edificado en el siglo XVII junto al antiguo claustro.
El jardín histórico
El Monasterio de Piedra fue adquirido en 1843, por Don Pablo Muntadas Campeny, a través de una Subasta Pública, por 1.250.000 reales.
Durante los siguientes años, Don Juan Federico Muntadas, hijo del anterior, transformó la huerta existente en un jardín paisajista y parte del monasterio en hotel y balneario. A ello añadió la construcción de una piscifactoría en 1867, que fue pionera en España y de la que todavía pueden verse algunas de sus pesqueras originales al visitar el Parque.
Catalogado como Paraje Pintoresco Nacional el 28 de diciembre de 1945. Catalogado asimismo como Monumento Nacional el 16 de febrero de 1983 (hoy en día, Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento), el Monasterio de Piedra es en la actualidad uno de los parajes más espectaculares de Europa, siendo además galardonado con la Medalla al Mérito Turístico por el Gobierno de Aragón en 2011.
El Parque, Jardín Histórico del Monasterio de Piedra, ofrece un espectacular recorrido en el que se pueden apreciar fuentes naturales, cuevas, cascadas, lagos y todo tipo de formaciones rocosas de gran belleza, rodeados de vegetación en todo momento.
El recorrido está perfectamente señalizado y además de información hay paneles con fotos históricas, algo que nos pareció muy curioso.
El recorrido entero por el parque, incluyendo la visita a la gruta Iris, en la cual podréis, tras una bajada por una escalera tallada en la propia piedra, colocaros literalmente dentro de la cascada, nos llevó aproximadamente tres horas, teniendo en cuenta paradas para fotos y demás. La gruta de Iris, es una de las cuevas mejor conservadas de toda España. Procedente de la cascada que lleva el mismo nombre, la gruta Iris se caracteriza por el buen estado de sus estalagmitas y estalactitas, además del lago interior de color turquesa. Su salida queda cubierta por la Cola de Caballo.
Tuvimos la suerte de que ya había reabierto también la Laguna espejo, un oasis de tranquilidad tras las bulliciosas cascadas. Impresiona ver la claridad con la que se refleja todo y algunos peces nadando en el fondo.
El monasterio cisterciense
No dejéis de visitar el monasterio, habitado durante más de 600 años por los monjes sufrió una suerte desigual, ya que una de sus partes se dedicó al hotel que podemos ver en la actualidad mientras el resto tuvo que sobrevivir a un estado de abandono y ruina del que aún así nos quedan restos tan impresionantes como estos.
La construcción del monasterio se realiza en los años de transición del Románico al Gótico. El característico estilo arquitectónico de la Orden está presente en el monasterio: Gótico Cisterciense, arquitectura sobria, austera, sencilla y luminosa. Los monjes se establecieron en la orilla del río Piedra en un monasterio provisional, llamado de Piedra Vieja, construido en madera y adobe. El Monasterio de Piedra Nueva fue la cuarta y definitiva ubicación de la Abadía.
La Iglesia es el edificio central, con un claustro anexo en torno al cual se disponen las estancias monacales: Sala Capitular, Cillería o almacén, Cocina, Refectorio y Calefactorio. Si bien la Iglesia conserva poco, el resto de estancias está en bastante buen estado y se puede apreciar lo grandioso que debió ser el Monasterio.
Igualmente se visita el Museo del Vino D.O. Calatayud, perteneciente a la Ruta del Vino, la Exposición de Carruajes y la Exposición de la “Historia del Chocolate”, ya que se dice que fue el primer lugar en el que se preparó el chocolate traído de América.
Datos prácticos para la visita
Antes de ir se recomienda comprar las entradas con antelación en la web oficial. Recomiendan la visita a primera hora de la mañana o a partir de la hora de la comida. El parking es gratuito.
Al entrar os harán las típicas fotos que luego podéis recoger al salir, no hay compromiso de compra.
A la entrada del parque también se encuentran los códigos QR para que os descarguéis la información del parque, ya que ya no se proporciona plano en papel. De todas formas, todo está muy señalizado y apenas hace falta. Hay baños públicos al principio del recorrido y en un par de puntos más, así como un quiosco con bebidas, comida no, pero hay mesas por si queréis improvisar un picnic. En el resto del parque no se puede comer para mantener la limpieza.
La dificultad de la ruta es mínima aunque hay bastantes escaleras, recomendamos llevar buen calzado porque hay zonas muy resbaladizas, así como agua e incluso un chubasquero para la parte interior de la gruta. Ahí cuidado con móviles y cámaras de foto que se pueden mojar con facilidad.
El recorrido está señalizado pero se puede hacer libremente y tomar los descansos que consideréis necesarios.
Accesibilidad: hay carteles en braille y códigos QR. Al ser estructuras naturales talladas en piedra y demás, no son accesibles ni en silla de ruedas ni con carritos de bebe.
Comida: está el restaurante del hotel y el restaurante del parque. Nosotros escogimos este último y quedamos satisfechos, hay menú del día y platos combinados a precios asequibles, además el comedor es grande y rápido lo que con la afluencia de visitantes se agradece.
Alojamiento: podéis alojaros en el hotel o en alguno de los pueblos cercanos. Nosotros nos alojamos en el Hotel rural Sara en Villafeliche, sencillo pero muy limpio y acogedor.
Alrededores: aprovechando esta escapada conocimos Daroca, Villafeliche y Anento.
Esperamos que hayáis disfrutado y os animéis a conocer esta maravilla.
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