Escapada a La Ribera del Duero con niños
Nada mejor para sacudirse la monotonía de Enero que una escapada de fin de semana. Ya llevamos años que en Reyes en vez de regalarnos «cosas» preferimos invertirlo en un viaje, una escapada o algún tipo de «experiencia». Este año, con los dos enanos, y como no queríamos irnos muy lejos elegimos hacer una incursión en plena Ribera del Duero y aprovechar para comer, beber, pasear, desconectar y de paso ver la nieve a nuestro paso por la sierra.
Como base de operaciones elegimos un hotel que tenía ganas de conocer. El Lagar de Isilla es un hotel completamente dedicado al mundo enológico. Cuenta con bodegasy elaboración de vinos. Cada habitación está ambientada con un motivo diferente relacionado con el mundo del vino o el enclave en el que se encuentran. Desde el primer momento la atención fue esmerada ante mi bombardeo a emails por aquello de ir con los niños. Nos ofrecieron todas las facilidades, cuna, cama supletoria o dormir con los padres…sin problemas. Si bien no te garantizan que la habitación que elijas pueda estar disponible para tu fecha elegida, hacen lo posible para que así sea. Nosotros tuvimos la suerte de alojarnos en Parques naturales, que a priori era la que más nos gustó.
Cuando vi las fotos con esta pedazo bañera de hidromasaje en el medio de la habitación me imaginé ahí con Papi Malkovich.
Tras dormir a los peques, con una copita de vino, todo relajados…Ya os oigo reiros. Efectivamente, esas cosas no se pueden planear así yendo con dos bichejos. Así que realmente el que más la disfrutó fue Piticli. Le cogió el gusto a eso de las burbujas, y por él no hubiese salido de allí en todo el fin de semana.
La habitación era tan amplia que en ningún momento tuvimos sensación de agobio, y los peques enseguida la hicieron suya. Menos este rato que se empeñaron en estar juntos en la cuna haciendo de las suyas.
Os recomiendo empezar con el vermú y seguir con comida (si os queda hambre) en alguna de las bodegas que tan bien preparan el lechazo en Aranda. Y por supuesto, y a pesar del frío, pasear por el pueblo, que es muy bonito.
En los alrededores del hotel y sin necesidad de coger el coche, está genial dar un paseo y conocer el Monasterio de la Vid. Mucho sitio para correr. También columpios cercanos.
Tras una cena tempranito, una noche más o menos tranquila y otro baño antes del desayuno, nos dispusimos a emprender la vuelta tras coger fuerzas.
Queríamos parar en algún sitio nevado y así lo hicimos, en Somosierra. Pitufona, en la mochila para que no cogiese frío no se enteró de mucho. Pero Piticli lo disfrutó a tope, para otra vez intentaremos ir más preparados.
Así que finde de regalo de reyes disfrutado. Cada vez nos gusta más «invertir» nuestros regalos en este tipo de salida. Más si los peques lo disfrutan así.
Por supuesto nos apuntamos el sitio para alguna vez ir de escapada. Con los peques hemos ido muy a gusto. Pero yendo en pareja puedes bañarte sin coches de plástico flotando entre las burbujas.
Y eso, no vamos a mentir, apetece.
El mejor regalo es disfrutar en familia. Tomo nota para el año que viene ;P Qué bien lo habéis pasado, las caritas de los peques lo dicen todo!! Gracias por las recomendaciones Un beso guapa!!
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