Qué ver en Narbona, el gran sitio de Occitania
Situada en el sur de Francia, a tan solo una hora de la frontera española, Narbona ( Narbonne en francés) se ha convertido en un destino emergente gracias a la mejora de las comunicaciones, sin embargo no pienses que es una «ciudad nueva», su rico pasado atestigua el paso de mucha historia por sus calles.
En este post
Qué ver en Narbona
Para recorrer y conocer Narbona ciudad te bastará un día o día y medio, aunque en los alrededores tienes una amplia oferta para completar el viaje durante más días.
Via domitia
Justo en el centro de la ciudad nos encontramos con uno de los primeros vestigios del pasado romano de Narbona (Narbo Mauritius).
Debido a las obras de peatonalización, hace unos años salió a la superficie un tramo de la Vía Domitia, que unía Italia y España.
Este trozo de más de 2000 años es ahora lugar de juego y esparcimiento de niños y mayores.
Horreum romano
Estas galerías subterráneas del siglo I antes de nuestra era están formadas por pasillos que conectan estrechas habitaciones. En su origen se cree que pertenecían a eran a un conjunto desaparecido, probablemente un mercado o un almacén público (Horreum en latín).
Los muros, muy bien conservados, muestran el conocimiento arquitectónico y el saber hacer de los romanos.
Durante siglos permanecieron ocultos o utilizados como cavas privadas por los vecinos de la localidad.
Canal de la Robine
El Canal de la Robine atraviesa Narbona y en cierta manera vertebra la manera de vivir de la ciudad. En sus márgenes más céntricos se encuentran la mayoría de restaurantes de la ciudad. En el buen tiempo se organizan catas, conciertos y picnics en sus orillas.
También puedes alquilar una bicicleta para recorrerlo (unos 16 km) o una barca (no hace falta carné de navegación), pero atento a los horarios y días de descanso.
Uno de sus puentes, Le Pont des Marchands, tiene la particularidad de ser uno de los puentes más raros construidos y aún habitados en Francia, lo que le proporciona cierta similitud con el Ponte Vecchio.
Palacio de los arzobispos- Ayuntamiento
El Palacio de los Arzobispos destaca por varias razones. Las torres que lo coronan son su característica principal: el Torreón Gilles Aycelin – de finales del s. XIII y principios del s. XIV –, la Torre San Marcial – cuya entrada tiene un áncora que simboliza los derechos feudales del arzobispo sobre la navegación por el litoral – y la Torre Madeleine del s. XIII – que incluye un antiguo palacio de origen románico y uno nuevo de estilo gótico, construido entre los s. XII y XIII –.
Desde el s. XIX el palacio acoge el ayuntamiento, el Museo de Arte y el Museo Arqueológico, además de la Catedral de San Justo y San Pastor.
Catedral de Saint Just et Saint Pastor
Habrá diferentes opiniones pero para nosotros es la joya de la ciudad. ¡Y eso sin estar acabada!
Reemplazando una iglesia del siglo IV y de un estilo gótico radiante, la construcción de la Catedral de San Justo y San Pastor fue iniciada en 1272 y finalizada en 1355 con la invasión del príncipe Negro, pero nunca llegó a ser terminada.
Visible desde los pueblos de alrededor, sus 41 metros la convierten en la tercera catedral más alta de Francia.
Unas pequeñas escaleras al lado de la sacristía conducen a la sala del Tesoro, con tapices y diversas reliquias. La pieza más destacada es «La Creación», un tapiz flamenco de finales del s. XV tejido en seda y oro.
El claustro comunica con los jardines del Palacio de los Arzobispos, formando un complejo monumental impresionante.
Place du Forum
En esta plaza se hallaba antiguamente el Forum Romano dominado por el gran templo capitolino, hoy en día desaparecidos. En la entrada de la plaza nos encontraremos con la loba capitolina amamantrando a Rómulo y Remo.
Un buen lugar para parar y tomar un café por la mañana.
Mercado les Halles
Nombrado el más bonito de Francia en este 2022, no es muy grande pero si muy concurrido y completo. Lleno de puestos en los que comprar y comer si lo deseas (y si encuentras sitio, claro) todas las especialidades de la región. Solo abre por las mañanas, así que ¡apuntadlo!
Si queréis ver algo curioso pasad por el puesto de Chez Bebelle, lo reconoceréis por su megáfono.
Iglesia de Notre Dame de Lamourgueir
Antiguamente, formaba parte de un convento, del que solo se conserva esta iglesia gótica , situada al lado del Mercado Les Halles. Hasta 2018 albergó la colección de diversos bloques inscritos o esculpidos, estelas, columnas y sarcófagos extraídos de las murallas de Narbona. Ahora dicha colección está en el museo Narbo Vía.
Église de Saint Sebastien
Según la tradición, la iglesia se alza en el solar de la casa natal del santo. De estilo gótico flamígero, en el s. XVII se le añadió un convento y un claustro de carmelitas. Hoy, el conjunto en torno al claustro ha sido rehabilitado y acoge viviendas privadas.
Nos gustaría contarte algo del interior pero nos cerraron la puerta justo en la cara porque ya era hora de cerrar, así que estad atentos a los horarios.
Extra: Abadía de Frontfroide
Si viajas en coche y vas a pasar más de un día, merece la pena que te acerques a la abadía de Fontfroide. Está a 14 km al sudoeste de Narbona, fundada como benedictina en el siglo XI por el vizconde de Narbona y convertida a cisterciense en 1145.
La iglesia es del siglo XII mientras que el claustro es del siglo XIII. Tiene una rosaleda con 2.500 rosales. Se pueden concertar visitas guiadas.
Comer y dormir
Narbona no es una ciudad excesivamente grande con lo que la oferta hotelera es bastante limitada.
Nosotros nos alojamos en un sitio muy especial:
Un convento transformado en hotel cercano a la estación de trenes (ya que llegamos en ese medio de transporte) y con aparcamiento privado por si vienes en coche. La habitación familiar era muy amplia y contaba con cocina, aire acondicionado y ducha hidromasaje. Por las mañanas se puede subir a la torre de la antigua iglesia que aún siguen restaurando y disfrutar de las maravillosas vistas de la ciudad.
Para comer no tendrás mucho problema, hay mucha oferta, a ambos márgenes del río hay todo tipo de establecimientos de comida francesa, italiana, asiática…y también callejeando por la ciudad.
Nosotros comimos en La Bella Napoli, Le Rive Gauche y Le Mirabeau ( un sitio para comer galletes). Los precios son del estilo de otras capitales europeas ( incluyendo Madrid y Barcelona) con una excepción: la bebida. Las bebidas son mucho más caras aunque la botella de agua siempre es gratis, ahí ya decides tú.
Aunque nosotros no fuimos, el sitio más famoso es Les Grands Buffets, el buffet libre más grande de Europa y del que se hablan maravillas.
Otra opción si no hace mucho calor o mucho frío es coger algo de comida del mercado y aprovechar las riberas del canal para comer estupendamente.
*Agradecemos a Renfe SNCF habernos facilitado los billetes para esta aventura francesa, sin duda haber viajado en tren de alta velocidad nos ha resultado muy cómodo y rápido.
Quizás no sea de las más conocidas, pero tiene pinta de ser una ciudad que merece ser visitada.
Muchas gracias por compartir estos lugares.
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