Pasaporte lúdico de Viena
Como ya os dijimos tras nuestro viaje a Pisa vamos a intentar hacer uno en cada viaje, y aquí está nuestro pasaporte lúdico de Viena.
Funcionó tan bien que no he dudado ni un momento en que había que repetirlo. Más aún porque Piticli ya está dando algo de «geografía» en el cole. Distinguiendo continentes, países ciudades…
Por eso, como la otra vez, lo primero fue ubicarnos. ¿Desde dónde salimos? ¿ A dónde vamos? Este punto me parece fundamental porque los niños aún no tienen tan clara la concepción de la distancia y está bien que se ubiquen lo primero.
Entre aeropuerto y avión sabemos que se nos va a ir buena parte del viaje. Por eso, aunque es imposible cubrir todas esas horas, me gusta añadir alguna página relacionada con el vuelo, el avión…
Entrando en faena en lo que es la ciudad. Aquí como siempre hay que tener en cuenta las edades de los niños. No cabe duda que a más edad se pueden plantear cuestiones un poco más difíciles. Si les cuesta un poco se interesan más. Pero para 5 años este tipo de «pruebas» funcionan muy bien.
Como veis también me gusta preguntar la opinión sobre lo que vamos viendo, para saber si interesa o es aburrido. En casos como el Prater, es muy fácil claro, como no les va a gustar un parque de atracciones.
Para mí, que me encantan los idiomas, una parte fundamental del viaje es que distingan algunas de las palabras más habituales. Por eso me gusta dedicar una parte a los mínimos comunes: saludar, dar las gracias… De verdad que es algo que al menos a los míos les encanta aprender. Y más porque cuando utilizan estas fórmulas y los locales se vuelven locos pues se ven muy recompensados y muy «mayores».
Otra parte de los viajes en la que los niños se suelen fijar mucho es en qué comemos. Aquí se me olvidó añadir algunas de las cosas que obviamente íbamos a comer como las salchichas pero os lo ofrezco tal cual. También se animan más a probar aunque solo sea por completar más el pasaporte.
Por supuesto, la parte final siempre consiste en qué es lo que más les ha gustado de lo que hemos visto. En este caso el dinosaurio mecánico del Museo de Ciencias Naturales. Y es que, obviamente, entre adultos y niños la concepción es muy distinta. Eso es lo que mola de viajar con ellos.
El pasaporte lúdico de Viena ha sido todo un éxito. Cuando le dije a Piticli que lo había hecho como en el viaje a Pisa se volvió loco de contento. A Pitufona al principio le hizo ilusión pero aún es pequeña y esta vez lo ha usado en forma libre. La hemos dejado porque forzar es algo que no sirve para nada. Veremos el siguiente.
Piticli lo ha llevado al cole y aparte de maravillar a la profesora le ha servido para contar a sus compañeros cosas del viaje. Es una forma de afianzar sus recuerdos y las emociones del viaje.
Para nosotros el pasaporte lúdico se ha convertido ya en un imprescindible. Este pasaporte lúdico de Viena es corto, ya que el viaje también lo era, pero ha sido, una vez más, todo un triunfo.
Me parece una idea genial lo imolementare cuando vayamos de viaje…que no sea a barcelona
pues anímate luego a compartirlo que siempre se ocurren ideas nuevas 🙂
Qué forma más chula de preparar un viaje e implicar a los más pequeños. Me ha encantado! Ainsss qué bonita Viena!!
Muchas gracias guapa, anímate a intentarlo algún día
A mi también me encanta la idea del pasaporte lúdico. lo cierto es que el de Viena ha quedado genial y a los peques los mantiene entretenidos y más atentos a lo que ven 😉
Verdad? a ver si conseguimos una buena colección
¡Me encanta! Hace tiempo planteamos hacer una colección así con una amiga y eso que todavía no teníamos hijos, me parece super para hacer que sean más conscientes de su viaje y de esta experiencia. Lo único malo es el tiempo de preparación del propio pasaporte.
Si que lleva un rato, no te voy a engañar, pero ya este segundo me costó menos porque sabía lo que había funcionado mejor con el primero 😉
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Me encanta ¡¡¡ Una idea fantástica y que estoy poniendo en uso para ir a Zurich.
Y yo estoy deseando verlo!
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